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miércoles, 17 de noviembre de 2010


CONCIENCIA CIUDADANA ANTES QUE MULTAS INAPLICABLES
La seguridad vial es un sistema que compromete a todos
MOVILIZACIÓN SOCIAL TODOS LOS DÍAS DEL AÑO PARA CREAR LA CULTURA EN PEATONES Y CHOFERES. NO EXISTE PLANIFICACION INTEGRAL. PERSONAS CON DISCAPACIDAD SON LAS MAS AFECTADAS

Raúl Rivero Ayllón

¿Irresponsable? ¿Multado? No, simplemente no existe rampa para que pueda subir a la zona de seguridad (berma y veredas) de la Av. Juan Pablo II (doble vía).
Por radio pirata de un taxi, escuché: “Todas las unidades motorizadas, la canina también, acudan a la avenida…, con la intersección… Copiado, copiado… El sospechoso está corriendo en sentido contrario. Alerta roja: El escuadrón de emergencia y las águilas negras, también acudan. Urgente, ¡urgente! ¡Rápido, se nos escapa!  Cuidado, ya no es uno , son dos, tres ,cuatro, cinco.. Alerta roja...  Pidan apoyo –se seguía escuchando-, copiado, copiado. Solicitar apoyo a la capital de la República…, necesitamos refuerzos de todos el país (que no es el Perú por supuesto). ¿Y quien firma la solicitud? dice temeroso el subalterno”.
El sonido de las sirenas, las voces en las radios de la unidades en emergencia tronaban como si estuviéramos en la zona de guerra. El palpitar del corazón, intenso, agonizante, sin poder emitir ni una palabra. Por fin ya está acorralado. “Preparen la carceleta. Llamen al Frontón, no, no ya no funciona ¿Qué? ¿No? Camión portatropas camuflado, mejor. Cuidado sospechosos van al rescate del detenido”. Por fin, después de este laberinto endemoniado, el sospechoso se rindió. No le pusieron esposas por que los custodios no tenían.
Me acerqué –con olfato de periodista- para conocer al hombre que había puesto en alerta máxima a los garantizadores de la seguridad ciudadana. Miles de curiosos rodeaban al ‘indeseable’ perseguido. Una delegación de custodios y edecanes, abrieron paso a manotazos y patadas para dar pase al comandante general y a todas las autoridades (De un país que no es el Perú) que habían diseñado la exitosa estrategia para la captura. “Medalla de oro, monumento hay que darles”, escuché, no se de quién –porque todo era confusión-,  pero venía de una especie de séquito de jeques árabes, ¿de quién? no sé.
Rampando, como soldado en la segunda guerra mundial, me acerqué. Como estaba a ras del suelo, sólo pude mirar dos piernas de un cuerpo que reposaba en una silla de ruedas. ¡Oh! (My god). El detenido:  una persona con discapacidad había tenido el atrevimiento de no respetar las señales de tránsito. ¡Que la ley manda! Luego, de mi sorpresa, solo recuerdo que perdí el conocimiento.
¿Pesadilla o realidad?
Maldita sea mi vida. Pesadillas nomás tengo. Otra vez volví a quedarme dormido y entre mis sueños, el diablo me envía señales. Estaba soñando. Bueno, como siempre digo: “Hasta de lo malo hay que sacar algo bueno”. Produciré una película (Segurito gana el Oscar de Hollywood”. No yo, la película) ¡Ah! Pero tendré que poner una advertencia: “CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD EN PURA COINCIDENCIA”
Ahora, si hablemos en serio. Claro todo era una broma. Lo que pasa es que antes de dormir, leí los titulares:  “Desde hoy se multará a los peatones irresponsables…NO MÁS!” (Perú 21, edición 15.11.2010), “Quien quiera coimear a policías será castigado con 5 años de prisión. CÁRCEL PARA PEATONES” (Ojo, edición 15.11.2010). Además, había leído el Manual de bolsillo, Escala de Multas (¡Todo lo que los peatones deben saber!) Nuevo Código de Tránsito, publicado en la página web del Ministerio de Transportes y Comunicaciones.
Dos fuentes documentales fidedignas que las cotejé con la realidad trujillana (Ese bendito principio ‘primacía de la realidad’, me hace reflexionar), en el espacio urbano dónde sería el escenario en donde dos actores: los peatones y los policías de tránsito (Así lo dispone la ley). Los policías de tránsito se enfrentarían: uno para imponer la ley; y el otro (peatón) que no sabe qué hacer cuando se encuentra en una incoherencia entre la norma sancionadora y la realidad de la infraestructura vial, el caos vehicular, las señales de tránsito inadecuadas, la falta de semáforos y la lenta actividad burocrática del aparato estatal para prevenir situaciones controversiales, que perturban la tranquilidad de una ciudad que se jacta de ser moderna.
¿Qué es seguridad vial?
En la gestión del desarrollo urbano la seguridad vial se administra como un sistema, bajo la perspectiva de la calidad de vida saludable. Las obras de infraestructura no tienen sentido para la persona humana si no están en función de la satisfacciones de sus necesidades primarias.  No tiene valor si no cumple una función específica en la vida social. No es suficiente que la obra se “se vea bonita” (estilo y armonía  estética, lo llaman).

Los componentes del sistema de la seguridad vial son: Gestión institucional del desarrollo urbano y humano (Ministerio de Transportes, municipalidades y entes gubernamentales), los seres humanos (peatones, conductores de vehículos y policías de tránsito), la infraestructura vial (pistas veredas, rampas, calles, avenidas, áreas verdes, parqueo, zonas de seguridad, entretenimiento, etc.), el sistema de ordenamiento vehicular, el sistema de información y orientación ciudadana (señales de tránsito, semaforización, atención personalizada), sistema jurídico (no normas jurídicas ni códigos no pertinentes con la realidad). Estos componentes, son solidarios entre sí; están íntimamente interrelacionados.
En Trujillo, -siempre pensando en el ideal de ciudad- encontramos sectores que no cumplen con la totalidad de los componentes descritos. En dichas áreas, las autoridades y sus funcionarios deben garantizar la seguridad vial realizando las correcciones respectivas. Entonces las leyes como el código del peatón no será ‘letra muerta’. Y, sí ello es así, entonces también no será irrisorio. Y, si esto es así, el Manual de bolsillo-Escala de Multas (¡Todo lo que los peatones deben saber!) Nuevo Código de Tránsito, publicado en la página web del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, dejará de ser inaplicable, será viable. Y, si es así, entonces las multas a los peatones serán reales.
¿Revolución social o cultural?
Una alternativa, entre otras por su supuesto, es el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de impacto de un programa social de concientización y cultura de la seguridad vial. La estrategia es movilizar a las Fuerzas Armadas (ejercito, marina, aviación), a las Fuerzas Policiales (no sólo a la de tránsito), a la Iglesia Católica ( y a todas iglesias), a las universidades, al Ministerio de Educación, Ministerio de la Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano, Defensoría del Pueblo. Los alumnos del Colegio Ramón Castilla  y a la sociedad civil a salir a las calles. ¡Sí la revolución debe ser ahora! (No el clásico “Mañana lo hago”, “Voy a pensarlo” “Qué locura”).

No es proselitismo político ni apología al terrorismo, peor a la guerra. Que salgan todas las gentes lideradas por las autoridades (para eso le hemos dado nuestro voto), no para lucir las mejores galas de las ceremonias y protocolos (para la foto del recuerdo y para la ‘tele’). Sino para convertirnos en profesores, para hacer docencia, para enseñar a los peatones y conductores (o sea, a nosotros mismos, a nuestros hijos, a nuestros nietos) cómo se deben respetar las señales de tránsito no por el temor de la multa (‘letra muerta’), sino porque es la conciencia de los trujillanos, por educación, por cultura.
Qué los músicos de todos los géneros compongan sus mejores canciones educativas. Que los grupos folklóricos, los de teatro, los comunicadores sociales, los estudiantes de ciencias de la comunicación de las universidades y sus profesores (¿Dónde están?) demuestren su capacidad creadores y productora.
Que los estudiantes de ingeniería civil, arquitectura y sus profesores (¿Dónde están?) demuestren su capacidad diseñadora del desarrollo urbanístico y humano, sin discriminaciones a los ciudadanos (acuérdense que existe la Ley de la persona con discapacidad).
Que los padres de familia, asuman su rol. Que los hijos en lugar de hablar de derechos, pregonen el cumplimiento de deberes y, como un apostolado, entre sus amistades exijan el cumplimiento de los deberes. Ello, si es que queremos escuchar como un slogan publicitario: Trujillo es lindo ¿Dí?
Que los profesores de inicial, primaria, secundaria y de nivel superior salgan con sus alumnos a las calles y allí, en una magistral clase vivencial, enseñemos y aprendamos a respetar las reglas de tránsito. Pero, no amontonados ni con cartelitos desfilando como carros alegóricos del primavera, no como gallardo desfile cívico-militar sino para relacionarnos: policía de tránsito, peatón y conductor. Conversar amigablemente, sea con palabras verbales, sea con gestos coloquiales como signo de “yo te respeto”, “tu también me respetas” “todos los ciudadanos nos respetamos”. Recordemos en estos temas sociales, no existe salvador del mundo, ni líder ni gobernante, ni sabio ni ignorante, ni riqueza ni pobreza, es decir: Ni los unos ni los otros, nosotros.
Que todo ello, no sea “flor de un día”, que no sea sólo para decir que hemos “celebrado el día de la seguridad vial”,  sino todos los días del año. ¡Claro que si se puede! ¿Cómo qué no? La respuesta es planificación: que las autoridades (para eso los hemos elegido) asuman su rol que les compete por mandato constitucional y por las leyes ante quien juraron cumplir y honrar sus ofrecimientos electorales.

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