Buscar este blog

lunes, 20 de febrero de 2012

El alma también duele

LA POSIBILIDAD DE SUFRIR SECUELAS PSICOLÓGICAS SE MULTIPLICA POR 10 EN LOS FAMILIARES Y AFECTADOS POR ACCIDENTES DE TRÁFICO
FEBRERO 2012 – Revista tráfico - Seguridad Vial
Depresión, angustia, tentativas suicidas... Son algunas de las secuelas psicológicas que sufren la mitad de los afectados (familiares y víctimas) por accidentes de tráfico. Tanto desde las administraciones, como de asociaciones y entidades privadas, se trabaja para evitarlo   .
…Y después del accidente ¿qué pasa? ¿Qué ha ocurrido con las más de 200.000 personas que durante la última década sufrieron heridas graves o las más de 250.000 familias que recibieron la trágica noticia de que algún hijo, esposo, hermano... había fallecido o resultado gravemente herido en un siniestro de tráfico? Todos pensamos inmediatamente en las secuelas físicas de las víctimas (paraplejias, tetraplejias, lesiones cerebrales...)
Pero, ¿y el otro sufrimiento, el silencioso, el que no se ve y cuyas señales no se pueden tocar, el de los traumas psicológicos? En el ‘Estudio piloto sobre el impacto de los siniestros de tráfico en las víctimas y afectados’, presentado por la asociación Prevenció d’Accidents de Tránsit (PAT), se estima que alrededor del 50% de los afectados ha tenido que seguir un tratamiento psicológico: más del 30% por depresión aguda, el 33% por angustia, el 44% por trastornos de la conducta alimentaria... Son cifras que multiplican por 10 la tendencia a sufrir esas secuelas respecto a la media de la población, siguiendo los datos de la Organización Mundial de la Salud.
Secuelas que, además, son “mucho más importantes y duraderas en el tiempo que las físicas”, según las conclusiones del informe ‘La vida después el accidente de tráfico’, realizado por la Fundación Lagun Aro-Stop Accidentes, con el que se comprobó que mientras las físicas duran de promedio algo más de 2 años y medio, las psicológicas se sufren más de 3 años.
Cuando el accidente ocurre y las consecuencias son graves, se abre un largo camino hasta volver a tener una vida normalizada: se sienten solos, diferentes, no se centran en su trabajo, se aíslan... Actitudes que se repiten y que, como afirma Begoña Odriozola, psicóloga del Servei d’Emèrgencies de Barcelona, “son normales dentro de la situación tan anormal que están viviendo”. Ella lo sabe muy bien, porque “cuando vamos al domicilio de la víctima a comunicar la noticia, tenemos la sensación de que vamos a tirar una bomba, somos conscientes de que a partir de ese momento en su vida va a haber un antes y un después”. Y añade que “alrededor de un 10% no son capaces de digerir por sí mismas y con la ayuda de su red social, la nueva situación y sufren estrés postraumático”.
Por eso la importancia de la ayuda psicológica. Administraciones, instituciones y asociaciones lo saben y están poniendo en marcha iniciativas que eviten o reduzcan las secuelas. Un ejemplo lo tenemos en las Oficinas de Asistencia a las Víctimas, dependientes del Ministerio de Justicia, que hasta ahora estaban dedicadas a la atención de víctimas, principalmente, de violencia de género. “Ahora van a dar también asistencia a las de accidentes de tráfico donde haya habido heridos o fallecidos y se sospeche que se ha producido como consecuencia de un delito”, indica Belén Órdoñez, de la Dirección General de Relaciones con la Administración de Justicia. Ubicadas en los juzgados de algunas provincias, su objetivo es asistir a lo largo del proceso penal los trastornos psicológicos que el delito haya podido ocasionar a los afectados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario